CAN CASTELLNOU

Ubicación: Vilamitjana del Cantó

Superfície: 200 m2

Año de construcción: 1894

Año de reforma: 2017-2019

Fotografías: Marcela Grassi

A las afueras de Vilamitijana del Cantó, en la comarca de l'Alt Urgell, se encuentra esta antigua y sencilla masía catalogada y desde unos años en estado de abandono.

Había sido una casa familiar donde originariamente sus habitantes vivían en la planta baja y usaban el bajo cubierta para almacenar comida y el semisótano para el hacer el pan y guardar el vino.

Junto con el cuerpo principal compacto y aislado, una serie de anexos en estado de deterioro avanzado venían utilizados como pajar y corrales para los animales.

La Pepi había abandonado la comarca hace muchos años y la vivienda siguió en uso hasta que todos sus habitantes se fueron. El encargo del proyecto nos viene de parte de su hijo, Carles , que junto con su hermana, deciden devolver a la casa su uso de vivienda para reuniones familiares. El proyecto se concentra en la rehabilitación del cuerpo principal y de los espacios exteriores que lo rodean, manteniendo un criterio de mínima intervención en la fachada para no alterar la naturaleza rural de la construcción e interviniendo más incisivamente en el interior, para dotar el espacio de la amplitud y el confort que nunca había tenido.

La volumetría se mantiene intacta, se abren ventanas aprovechando viejos huecos tapiados o se crean de nuevos para enmarcar las vistas hacía las montañas e incrementar la luz y la ventilación natural. Se aportan mejoras en la envolvente del edificio mediante la substitución de la cubierta, utilizando piezas de pizarra rústica típicas de la zona y carpinterías de madera con doble acristalamiento.

En la planta baja, se derriban parte de los tabiques de tapia originales para crear un ambiente diáfano entre salón, comedor y cocina. Se mantiene la partición de tapia y madera que dividía la zona de día de los dormitorios creando una sola habitación doble y un baño.

Uno de los dormitorios originales se conecta a la entrada y se convierte en la zona de la escalera hacía el bajo cubierta, donde se aprovecha el espacio creando dos generosos dormitorios dobles, un baño y una zona de lectura que puede convertirse en habitación para invitados.

Las aberturas de ventanas hacía el paisaje y los lucernarios en la cubierta inundan de luz el espacio originariamente oscuro y muy poco aprovechado. El semisótano se conecta a la planta baja a través del hueco existente, mediante una nueva escalera la escalera de madera . La planta se mantiene en su distribución original, pero se limpian a fondo las paredes de piedra y los techos de madera de una capa de color negro que los recubría. Una nueva solera de hormigón de cal unifica y define los niveles desdibujados con el paso del tiempo y el deterioro.

Se recuperan sistemas constructivos originales y se añaden nuevos materiales que dialogan armoniosamente con los existentes: madera de roble para el suelo de las dos plantas principales y para el mobiliario; cal para las paredes y pizarra verde para pavimentos de cocina y baño.

El blanco predomina en las paredes en contraste con los muros de piedra, las vigas de madera de los forjados y de la cubierta y las carpinterías exteriores, que dialogan con la fachada dejada prácticamente intacta respecto al estado original.

En el exterior, se derriban los cobertizos y se aprovechan las piedras para construir muros perimetrales. El pavimento de grava y los árboles completan el espacio dejando voluntariamente abierta la propiedad, sin límites hacía la calle.