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CON-VIURE

VPO en Ibiza

Ubicación: Calle 18, Ibiza

Superfície: 4130 m2

Año: 2018 - concurso

Con: Gemma Paone, Giulia Manenti, Jorge Martín

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El proyecto se ubica en una conocida zona de turismo y playa de la isla de Ibiza. Frente a un modelo turístico homogeneizador y una arquitectura especulativa y energivora, proponemos una relación con el contexto en la que damos igual importancia tanto al emplazamiento, al entorno , al clima, como a los modos de vida ligados a la cultura mediterránea.

Queremos reinvertir los terminos de la ecuación y entender la relación con el territorio mas productiva y menos extractiva, donde los recursos naturales y materiales son empleados con el respecto, la sabiduría y el sentido común de la arquitectura popular y tradicional, cuando las estrategias bioclimáticas y la consideración de las pre-existencias eran presentes desde su primera implantación: espacios de sombras protegidos como patios, porches y calles cubiertas, que crean microclimas; colores reflectantes; aberturas pequeñas, gran inercia térmica y ventilación cruzada para aprovechar las brisas marinas para la frescor en verano.

Reivindicamos valores tanto humanos como constructivos, que miran a una manera de “hacer” y de vivir mas ancestrales y populares, que en los últimos años se han visto amenazados por la salvaje masificación de la isla.

Todas las decisiones del proyecto han sido tomadas según  criterios de

eficiencia energética, optimización de los costes e innovación arquitectónica, con el propósito de dibujar una arquitectura coral, que deja espacio a la conversación, al intercambio, a lo social.

​Los parámetros urbanísticos imponen un bloque denso y compacto. Proyectamos el edificio desde dentro hacia fuera, con el propósito de conyugar el edificio plurifamiliar con la vivienda unifamiliar. Ponemos mucha atención a la cualidad y funcionalidad de los espacios interiores, con el fin de preservar intimidad y confort, y al mismo tiempo potenciar el intercambio social mediante espacios comunitarios abiertos, que reproducen la vida en la calle. Dibujamos las viviendas con una superficie útil funcional pero reducida, aprovechando el resto de superficie disponible para espacios flexibles, tanto para la vida colectiva - pasarelas, patios y porches - como para la privada - invernaderos y balcones.

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Nos adaptamos a la volumetría limite definida por la normativa urbanística, ubicando el edificio en la parte mas ancha del solar y estructurándolo alrededor de un patio central , mediante el cual se accede a las diferentes plantas del edificio.

La implantación escogida es la que mas facilita la ventilación cruzada de las viviendas, su intimidad, el aprovechamiento de la iluminación natural y de la mejor orientación.

Tanto a nivel constructivo como simbólico, pensamos que el edificio tiene que establecer una relación fuerte con el terreno, por lo tanto decidimos ocupar la planta baja con viviendas que se abren a huertos privados en el lado sur de la parcela. En el lado norte, ubicamos programas funcionales que no son habitacionales: salas contadores y de residuos, un almacén, un baño y una sala polivalente abierta hacía el patio.

Alejamos los aparcamientos del edificio, situándolos en el exterior aprovechando la parte mas estrecha del solar y parte de la zona de separación con la parcela colindante.

 

Se dibuja así un plano secuencia en el que, una vez aparcado el coche, se atraviesa el jardín, se improvisa una charla con un vecino o se descansa a la sombra de un árbol, hasta llegar a las pasarelas cubiertas, que como calles de los pueblos mediterráneos, nos llevan al vestíbulo de las viviendas: un espacio previo, generado del acoplamiento de dos en dos de las células habitacionales, donde se difumina la separación dentro/fuera y que nos habla de la manera de entender las transiciones de lo público a lo privado a través de secuencias espaciales y espacios intermedios, muy típicos de la arquitectura local.

 

La lectura del edificio es clara y unitaria, pero al mismo tiempo la ambigüedad generada por estos espacios intersticiales y comunitarios pretende activar mecanismos de interacción con los futuros usuarios, que cuentan sí con un espacio privado, pero también con un espacio colectivo donde desarrollar programas libres propios de prácticas de un nuevo sujeto social.

Las viviendas disfrutan de doble orientación y se conforman por agregación de módulos rectangulares y estructural, paralelos y desarrollados en una secuencia de espacios trasversales de Nord hacía Sud y de los mas público a lo mas privado, que la dotan de versatilidad y adaptación vinculadas a las circunstancias climáticas.

 

La unidad habitacional base de un dormitorio se compone de un primer módulo estructural de 3,05 x 10,90 m que contiene la zona de cocina, salón, comedor, y un espacio invernadero. Este espacio, entre un interior y un exterior protegido y orientado a Sur, recupera el concepto de porche de la vivienda ibicenca y actúa como sistema pasivo de control climático, disponiendo de sombras y trasparencias. Al mismo tiempo es un espacio flexible de cada vivienda y una extensión del programa de la misma.

 

A este módulo se agrega un segundo de 2,85 x 10,90 m con entrada, trastero, baño y habitación principal, con el acceso a la vivienda retranqueado y meno expuesto, para que haga de filtro entre lo público y lo privado. En la fachada a sur un balcón que ocupa todo el ancho del modulo, crea sombra en el plano virtual de fachada creado por el cierre de los invernaderos y ofrece una zona alternativa y privada para el tendido de la ropa.

 

La unidad habitacional tipo de dos dormitorios nace de la agregación, a la vivienda base,  de un dormitorio ubicado en el otro lado del salón. Así conseguimos que la mayor parte de las viviendas tengas los dormitorios separados y ambos orientados hacía la fachada principal, asegurándole privacidad, buena iluminación y ventilación.

Las aberturas de fachada proporcionan ventilación cruzada. Mas grande en la fachada sur y mas pequeña en la norte, favorecen la circulación del aire en la dirección de los vientos dominantes.

Se consigue una uniformidad de tipologías desde la planta baja hasta la planta tercera, donde las excepciones se ubican en las esquinas del edificio y en la planta ático.

Esta ultima se concibe con un esquema estructural de 6 m de luz, ofreciendo una planta libre que permite distribuir las cinco viviendas con mas libertad. Pequeñas aberturas en dormitorios y un retranqueo de 60 cm en las aberturas de salón/comedor, configuran dos tipologías de un dormitorio y tres de dos dormitorios, todas de planta compacta, como las viviendas de planta única ibicenca, y apoyadas en el tejado del edificio.

Todas las viviendas son accesibles, teniendo en cuenta el envejecimiento de la población.

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