Ubicación: Paseo Lluis Companys

Barcelona

Superfície: 120 m2

Año de construcción: 1940

Año de reforma: 2015-2016

Fotografías: Marcela Grassi

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La vivienda está situada en la última planta de un edificio del año 1940 del Paseo Lluis Companys de Barcelona, en el límite entre Ciutat Vella y l’ Eixample. Las características de su distribución original son las de un piso alargado, con las estancias más amplias ubicadas en las dos fachadas principales y conectadas por un largo pasillo.

La vivienda presentaba muchas divisiones: había sido usada como espacio de consulta de un médico. Había que trasformar por completo el espacio para devolverle un aire de vivienda.

En la primera visita ya intuimos su potencial: la puerta de acceso, ubicada en medio de la planta alargada, divide de una manera muy clara el espacio en dos zonas opuestas conectadas por el pasillo; en la fachada principal, tres ventanas dobles miran el Montjuic e inundan el espacio de luz natural; la fachada trasera, compuesta por un largo balcón, se abre hacia la calle Buenaventura Muñoz. La parte central, iluminada por dos patios interiores, asegura que cada estancia tenga una fuente natural de luz y de aire.

Introducimos un esquema claro para articular todo el espacio de la vivienda y solucionar con un gesto el programa funcional que los clientes nos habían presentado: tres volúmenes estratégicamente ubicados en la planta , que no llegan al techo y pintados de un color que se distingue de las paredes, delimitan el espacio de cocina, rompen la linealidad del pasillo, sobresaliendo de la alineación de los tabiques, y se convierten en espacios de almacenaje e instalaciones; acotan las distancias entre los baños que se instalan entre ellos.

Desdibujamos los límites del largo pasillo para incorporar otros espacios híbridos de la casa, alterando las típicas jerarquías entre espacios. Ventanas interiores multiplican las perspectivas y puertas correderas acentúan la fluidez del espacio, abriéndolo y cerrándolo según las exigencias de sus usuarios.

Al otro lado del pasillo, ubicamos una zona de armarios y un estudio. En la fachada principal, las dos habitaciones originales se unen en un solo ambiente de salón/comedor, conectado con una gran abertura en la pared de carga a la cocina. En la fachada posterior, la zona más privada de la casa está formada por dos amplios dormitorios, unidos por un balcón.

El esquema proporciona orden, claridad y juego, sin olvidar de dar respuesta a los aspectos funcionales que requiere una vivienda.

A completar la intervención, se eligieron los materiales con el objetivo de resaltar la fluidez del espacio y jugar con el tono verde claro de los volúmenes.

Parquet de roble el suelo de toda la vivienda, menos baños y cocina donde utilizamos un micro terrazo continuo con áridos de colores neutros.

Las paredes y techos de la vivienda se pintan de un blanco cálido, mientras que las

paredes de los baños se revisten de microcemento para dar continuidad. Para la cocina, se elige el acero inox, que refleja la luz y contrasta con el acabado mate de todos los materiales.

Armarios altos lacados del mismo color que las paredes completan el programa funcional de la zona de cocina, entrada y vestidor.

Cuando acabamos la obra, los clientes se mudaron sin llevarse ningún mueble. Al cabo de un año, cuando volvimos para el reportaje fotográfico, entramos en el piso y lo encontramos tal como se presenta en las fotos: habían escogido cada una de las piezas de mobiliario, de las obras de arte para colgar en las paredes con el tiempo, la paciencia y la dedicación que se requieren para construir un hogar, su hogar.

Fue cuando nos dimos cuenta que lo imaginado, dibujado y luego construido estaba en sintonía con la vida real.

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