Un local en planta baja, en el Barrio Gotico, con vistas sobre un jardín interior, recupera su función original de vivienda, después de haber sido una galería de arte.

La amplia superficie interior consta de dos partes: una primera, que se desarrolla alrededor de un patio de luces, es la zona de invitados, con una habitación con baño propio y generosos espacios de distribución, donde se guardan los mobiliarios de la antigua galería, reutilizados como armarios.

La segunda parte, más privada, consta del amplio comedor, la cocina, el salón y la habitación principal: estas últimas dos estancias tienen acceso directo al jardín.

Se respetan los detalles de la época en que fue construido el edificio, como las ventanas de madera y las molduras en los techos de cañizo; se recuperan los suelos de madera macizas, tanto en el interior como en el exterior. Se añaden nuevas soluciones con materiales que destacan la intervención : suelos continuos de terrazo blanco, paredes en microcemento verde azulado, puertas de hierro y vidrio y armarios a medidas lacados en blanco.

En el jardín se recuperan las antiguas trazas de caminos y  parterres , que habían sido borradas por actuaciones previas que ocultaban el trazado original. Se vuelve a marcar el eje principal que unía las dos fuentes con la salida desde el salón y se añaden pocas esencias para preservar el carácter del jardín.

En el nivel inferior, un espacio abovedado conectado por una escalera exterior de caracol, se ubica la cabina de grabación de música electrónica del dueño, con un espacio de sala de proyección y estudio que será objeto de una segunda fase de diseño.

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